Por Marcelo Beltrand Opazo, Crítico Gastronómico
Publicado en El Mercurio de Valparaíso, sección De Tapas y Copas
Casona El Refugio, ambiente y calor de hogar en Casablanca
Para esta casona, el nombre refugio es el perfecto, porque así se siente, así se vive, así se está frente a la chimenea, en el gran sillón de su estancia. Todo invita a quedarse, a no moverse de ese lugar, todo llama, la preocupación de Marcos, la larga mesa para catorce personas y más, los distintos espacios que entregan eso que tanto se busca, esa tranquilidad de hogar. Llegamos invitados un sábado. La mañana estaba fría. De Viña del Mar a Casablanca uno está en media hora. Treinta minutos de distancia para llegar al descanso en El Refugio.
Pero ¿qué es un refugio? Un refugio es un lugar o espacio que ofrece protección, seguridad y alivio de peligros o dificultades. Puede ser un lugar físico, como un edificio o un refugio natural, pero también puede ser un estado mental o emocional en el que nos sentimos seguros y protegidos. Pero a la vez, esta propuesta también contiene todo lo que hay detrás de la palabra casona, que proviene de latin "castrum", que significa castillo o fortaleza, y eso es lo que nos imaginamos cuando nos dicen o hablan de una casona, de un lugar seguro, protegido ante las inclemencias del tiempo. Por lo mismo, este nuevo proyecto hotelero en Casablanca, Casona El Refugio, encierra to do lo que uno puede buscar para descansar, es decir, la seguridad de estar en un lugar protegido.
Bueno, sigamos con la crónica. Llegamos a El Refugio un sábado frío y nos recibió Marcos Véliz, su administrador y motor del proyecto familiar. La casona está ubicada en Camino Lo Ovalle, kilómetro 1, Casablanca, de fácil acceso, tanto de Casablanca como de Viña del Mar y Santiago. Desde el inicio nos sorprendió lo acogedor del lugar, ya que mantiene y cultiva un ambiente hogareño y familiar, te sientes en casa. El terreno alberga amplios jar dines, una pequeña laguna y un espacio para el fogón, donde se estaba asando un cordero ese día.
Como dato, el nombre de Casablanca tiene una interesante historia: en 1753, este territorio fue bautizado como Santa Bárbara la Reina de Casablanca, en homenaje a Bárbara de Braganza, esposa de Fernando VI, rey de España. Sin embargo, con el tiempo el nombre se simplificó y quedó sólo como Casablanca. Actualmente la comuna es conocida por la producción de vinos y es una de las diez Capitales Mundiales del Vino, honor que hace únicos sus vinos en el mundo. Pero sigamos. Nos acomodamos en una de las habitaciones (amplia y bien equipada) y comenzamos a conocer y a vivir la experiencia del descanso, de la desconexión con el mundo exterior.
Después de recorrer el lugar nos sentamos en uno de los amplios sillones del living, frente a la chimenea, donde el paso del tiempo se detuvo. Es extraña esa sensación de calma y tranquilidad cuando se vive tan aceleradamente. Vivimos en una era de comunicación excesiva, información y consumo, como señala el filósofo Byung Chul Han. Nos hemos ido acostumbrando a ese ritmo vertiginoso de la conexión total y extrema, ¿quién puede hoy en día estar más de media hora lejos de su propio celular? Necesitamos saber quién nos sigue, quién nos mira. Nos hemos vuelto unos voyeristas extremos, pero no sólo queremos ver, también queremos ser vistos. Esa urgencia de conexión nos agota, nos abruma y estresa. Por eso es extraña esa sensación de calma y tranquilidad. En espacios como la Casona El Refugio podemos tomar conciencia del ritmo del diario vivir. Estuvimos ahí degustando un carmenere Jaque Mate, de la Viña Santos y Reyes, junto a unos quesos maduros de la zona, hasta que Marcos nos invitó a degustar unas empanadas de campo junto a unas cervezas Coda, de Casablanca. Y esto es importante, una de las cosas que tiene el proyecto es potenciar los productos de la zona, por lo que gran parte de lo que se consume en El Refugio es de producción local: queso, mermeladas, huevo de campo, pan amasado, vinos, cerveza, ayu-dando así al dinamismo comercial de los pequeños productores de la comuna. Luego fuimos a ver cómo se terminaba el cordero al palo en el sector del fogón, un espacio habilitado para asados y especialmente para reuniones en torno al fuego. Y ya estaba casi listo.
Entre conversación y fotografías del lugar, llegó la hora del almuerzo (todo relajado). Y aquí también quisiera detenerme unas líneas, porque se acostumbra que las comidas en un hotel tengas horas establecidas, rígidamente, cuestión, por supuesto, que ayuda al orden de los pasajeros, pero acá, la verdad es que se vive más bien como si estuviéramos en nuestra casa, sin apuros, sin apremios de las horas, por lo que almorzamos más tarde, pero con la idea de la casa familiar. Mientras tanto degustamos algunos vinos íconos de la zona, comenzando con Bodegas RE, que está a pocos metros de la casona. Nuevamente volvemos al tema del tiempo y de estos tiempos: aceleración máxima. En la Casona El Refugio estábamos dando una inflexión a ese tiempo rápido, real mente nos sentíamos descansando. El cordero estaba listo y nos sentamos en la larga mesa. El menú del día era cordero al palo, acompañado de papas rústicas y ensalada mixta, más pan amasado. Lo maridamos con unos vinos de Bodegas RE y de la viña Santos y Reyes.
Todos estábamos sentados en la larga mesa, cuestión que nos remite a los almuerzos familiares en nuestras casas, donde todos conversaban y disfrutaban de un momento único. Bueno, acá se vivió algo así, conversando y compartiendo la historia de la casona y del proyecto en sí.
Lo que el mismo Marcos nos transmitió, mientras trozaba el cordero sobre la mesa, era que tenían por objetivo dar un trato personalizado para cada pasajero, logrando conectarse con este, haciéndolo sentir cómodo, permitiéndole desconectarse de su vida cotidiana. La misma casona, su construcción y diseño, más el proyecto en sí (lo que constatamos), es muy diferenciador, hogareño, es un diseño no ambicioso, quiere ayudar a potenciar los beneficios de Casablanca. La casona tiene su identidad propia, busca la familiaridad de los pasajeros, entregar cultura. Este proyecto nace de una necesidad visionaria. La importancia de la sencillez de la familia. El espíritu de la familia es la esencia de la vida, como nos dice Marcos, "la importancia de transmitir valores a los hijos. De los sueños nacen grandes cosas. Por eso este proyecto".
El almuerzo fue largo, conversado y regado, como un almuerzo familiar. Después, una buena siesta y en la noche más conversación y más degustación. Sin apuros. Se duerme bien en la Casona El Refugio, el silencio es total.
Como datos, se hacen tours y visitas guiadas a Bodegas RE y Casas del Bosque, con aten- ción preferencial. Además, hay cabalgatas a caballo. También se puede conocer Casablanca y sus alrededores o simplemente quedarse en El Refugio, porque lo que más hay es tranquilidad, sentimiento de camaradería en una reunión en torno a un fogón.
Al día siguiente nos fuimos con ganas de volver, porque eso pasa con los lugares en los que se está bien, uno siempre quiere volver.