Ubicado entre la cordillera de la Costa y el océano Pacífico, el Valle de Casablanca es famoso por su clima frío y suelos arcillosos, perfectos para la viticultura. Estas características se dieron a conocer hace más de 40 años, y son ideales para variedades blancas como el Sauvignon Blanc y Chardonnay, además de tintas como el Pinot Noir y Syrah. Su influencia marina y su constante desarrollo enológico han posicionado al valle como un referente en la producción de vinos frescos y minerales, así como de espumantes de alta calidad.
La singularidad del Valle de Casablanca radica en su capacidad para producir vinos que capturan la frescura del océano y la riqueza de su suelo, ofreciendo una experiencia sensorial única que lo ha posicionado como un referente mundial en la producción de vinos blancos y espumantes.
Además, el valle ha sido pionero en la implementación de prácticas sustentables y en la constante innovación enológica. Esto, sumado a su proximidad con Santiago y Viña del Mar, lo convierte en un destino enoturístico de primer nivel, donde los visitantes pueden disfrutar de catas, recorridos por viñedos y una gastronomía de alta calidad.
Este es un lugar donde la naturaleza y la viticultura se unen para crear vinos especiales y reconocidos en todo el mundo.